La Partidocracia Dominicana

In Opiniones
septiembre 19, 2017
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Los Estados Unidos de Norteamérica es el modelo por excelencia que se suele utilizar en la República Dominicana para realizar cualquier  parámetro,  por ello, para analizar  algunos aspectos básicos de la partidocracia dominicana, de entrada, me quiero circunscribir  a un análisis comparativo  en términos demográficos, y la cantidad de partidos políticos de ambas naciones.

Estados Unidos de Norteamérica está  considerado el país más poderoso de todo el mundo, con una población de 323,1 millones (2016), sin embargo, cuenta con dos partidos políticos.  En tanto que, la República Dominicana, un país tercermundista, con poco más de 10 millones de habitantes, según el último certamen electoral del año 2016,  cuenta  con 26 partidos  políticos, los cuales, según el reglamento de distribución económica de la Junta Central Electoral, durante el presente año 2017 recibirán un total de RD$805,043,462, cuyo financiamiento proviene del pago de los impuestos de los ciudadanos. En Norteamérica, las campañas electorales de los partidos se financian a través de donaciones realizadas por los ciudadanos, cuyos aportes son voluntarios y no pueden superar los 2.500 dólares, supervisadas por la Comisión Electoral Federal.

Ha de su ponerse que cuando de por medio está un presupuesto tan elevado para que los partidos hagan y deshagan sin ningún tipo de control, “las manos peludas” de los que apuestan a una postergación  del desorden en términos electorales en la República Dominicana, harán todo cuanto esté a tu alcance para  que siga el festín.

Con una Junta Central Electoral atada de pies y manos para la supervisión de los partidos, y la falta de una Ley que rija el accionar de los partidos políticos, ha sido una de las principales causas del desorden que durante décadas ha habido en la República Dominicana, donde cualquier “Salta pa´tra” o cualquier “Pela gato”, se inventa un partido al vapor, y mediante subterfugios, tropelías y  trapisondas, se convierten en piezas claves para los intereses de los llamados partidos mayoritarios y sobre todo con opciones de poder, y de la noche a la mañana, con la ayuda de sus nuevos socios, obtienen el reconocimiento electoral  y como por arte de magia, escalan peldaños económicos que en corto tiempo los coloca a la altura de los grandes empresarios del país, pero lo que es aún peor, las grandes debilidades del sistema, permiten que mucha gente con muchos recursos de procedencias obscuras, se involucren  en los partidos, permeándolo todo, cercenando la posibilidad de que los líderes naturales de los barrios y los pueblos puedan avanzar, y sobre todo, se convierten en espejos para las marionetas, que no necesitan de muchas señales para hacer filas detrás de un supuesto líder, que por el origen fácil de sus bienes, no escatima esfuerzos  en pagar lo que sea para sumar seguidores para sus proyectos políticos.

A pesar de que los “científicos” de la política dominicana nos venden la idea de que con la Ley de Partidos todos estos entuertos estarán resueltos, no creo tal aseveración, puesto que esa normativa que se discute en el congreso se viene trabajando como un traje a la medida de los partidos, la  cual jamás procurará adecentar el quehacer político dominicano, aunque sí hay que reconocer el esfuerzo de algunos congresistas, que han hecho grandes  esfuerzos para que esta pieza sea aprobada  posterior a una discusión abierta con los diversos sectores de la vida nacional, pero cómo van las cosas, la cúpula de los partidos mayoritarios terminará imponiendo  una ley sin muchas novedades.

Creo firmemente en los planteamientos del comunicador y  congresista José Laluz, quien desde hace algunos años viene enarbolando la bandera de “Liderazgo Responsable”  en el ejercicio político de la República Dominicana. Laluz sostiene que sólo a través de una ley de revisión de Patrimonio, a través de la cual “cualquier ciudadano podrá solicitar que se investigue el origen de cualquier fortuna”, será posible controlar la avalancha de personas que con fortunas de origen oscuro, puedan adueñarse de los cargos electivos e incrustarse en el seno de los partidos.

En un país como el nuestro donde los partidos políticos ejercen tanta influencia, es de vital importancia que se creen las condiciones jurídicas necesarias para que los que ven la política como un mecanismo de asalto a los bienes públicos y un medio ideal para el lavado de activos, encuentren un muro de contención, lo que a su vez habrá de traducirse en un  sistema de partidos,  ajustado a las exigencias de la sociedad, donde sus principales actores sean escogidos por sus méritos, no por el tamaño de sus fortunas.

Por: Franklin Diaz

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